Hace ya un tiempo recibí la llamada de una amiga gerente de un fondo de empleados en Medellín. Nos conocimos cuando estábamos emprendiendo un nuevo modelo de negocio relacionado con un plataforma de bienestar enfocada en el sector solidario, quizá hayan oído hablar de él, se llama Oluü y su fondo fue mi primer cliente en ese negocio.
Dentro de la conversación, me pidió que la asesorara porque el presidente de su junta directiva le había pedido comenzar a crear un nuevo negocio apalancado en el presupuesto del fondo de desarrollo empresarial solidario que ya tenían consolidado. Desde que el FODES fue creado, mi amiga ha venido invirtiendo los recursos del FODES en apoyar emprendedores tradicionales con recursos y capacitaciones en diferentes artes, oficios y habilidades emprendedoras. Sin embargo ahora creen que podrían explorar un camino diferente e invertir los recursos del FODES en una unidad productiva que pudiera crear más recursos para afianzar su fondo y devolver más a sus asociados.

Bueno, dar una respuesta a esa pregunta tiene tanto de largo como de ancho y por eso decidí escribir, para tratar de dar respuesta a esa pregunta tan grande, porque si bien emprender por cuenta propia tienen sus retos, emprender dentro de una organización también tiene los suyos. A propósito de retos, mi amiga también estaba preocupada, porque conocía algunos casos de colegas que habían intentado intraemprender en sus fondos y no les había ido tan bien y a ella le gustaría, como supongo que a todos, tener éxito en su iniciativa.
¡Y acá nos encontramos con una realidad, el 90% de las iniciativas empresariales fracasan!

No lo digo yo, lo dicen las estadísticas y las investigaciones. Aplica tanto para los emprendimientos de la calle, como para los intra emprendimientos de las empresas. Los principales motivos los encontró la compañía Autopsy después de analizar más de 300 iniciativas empresariales que fracasaron. En su artículo, Autopsy encuentra que los 4 principales problemas por las iniciativas empresariales fracasan se relacionan con: no contar con el equipo adecuado, no ser capaces de construir un modelo de negocio sólido, no tener un producto o servicio que enamore y que no exista una necesidad de mercado. Y sólo con estos 4 ya tenemos el 63 % de las razones que hacen fracasar a un emprendimiento.
Pero entonces, si las probabilidades están en contra, ¿por qué emprender, por qué decidir comenzar una nueva unidad de negocio? Pues para como están las cosas hoy día, si lo vas a hacer de la forma tradicional, de una vez te aconsejo que no lo hagas, porque sí, vas a ir con las estadísticas, y vas a tener sólo el 10% de probabilidades de éxito.
Y estoy seguro que ya te estas preguntando ¿cual es la forma tradicional? y acaso ¿existe otra forma?, pues si existe otra forma.
Vamos a tomarlo por partes y voy a intentar ilustrar cómo podría verse la forma tradicional primero. CUIDADO, lo que voy a escribir a continuación, no es personal, si te ves reflejado es pura coincidencia.
Todo comienza con una idea maravillosa que parte de algo que es afín a quien la generó y que le ve un gran potencial. O puede que tengas ya un recurso creado que necesitas aprovechar, cualquiera que sea el caso hay que hacer realidad la idea o aprovechar ese recurso.
Pero para estar seguros primero hay que hacer un estudio de factibilidad o como sea que lo llames, y éste debería incluir un estudio de mercado, calcular los recursos necesarios y montar un plan de negocio a 5 o 10 años que responda cual va a ser la TIR y el VPN del emprendimiento. Después de un tiempo de haber estado manos a la obra investigando y escribiendo y haciendo algo o mucho trabajo con Excel, fijo, va a ser positivo para TIR y positivo para VPN, si no lo es, baje costos aquí, suba precios allá, cuadre el tamaño del mercado por acá y ahora sí, todo listo, es hora de presentar las cifras y el plan en una bonita presentación y listos para arrancar con la inversión.
Empiezas buscando al equipo y el primer afortunado será alguien de tu nómina, a quien le asignas ¼ de tiempo al proyecto o ½ tiempo si está de suerte, para darte cuenta después de un tiempo que montar el nuevo negocio está tardando más de lo que habías presupuestado y no solo por las múltiples ocupaciones de la persona que asignaste, sino también, porque tienes en tu fondo procesos y procedimientos que respetar que no funcionan tan bien al momento de emprender (¿no sabías que la burocracia es uno de los enemigos más feroces de los intra emprendimientos?). De alguna forma mágica todo se resuelve, es posible que asignes más recurso tiempo o personas al equipo, haces las inversiones correspondientes y todos los montajes y preparativos. No se te escapa hasta el último detalle del producto. Por fin llega el día de lanzarte al mercado y adivina que…¡el mercado te recibe con los brazos abiertos y tu nueva unidad de negocio comienza a vender como loco!
¡Ja! Si como no, recuerda que, por estadística esto sólo pasa 1 de cada 10 veces, lo más probable es que no pase nada, que el mercado no responda o lo haga tímidamente y pase el tiempo y tu iniciativa se convierta en un zombi, sin crecer ni morir, o definitivamente tengas que desertar tu proyecto, porque el dinero y la moral del equipo se agotaron junto con el tiempo, ya hiciste la gran inversión, ya el equipo se agotó y seguramente la decisión más inteligente es terminar.
Pero si en el plan de negocio funcionaba, la TIR era positiva y el VPN también, era una idea super buena, ibas a ganar tanto dinero…¿que pasó?
No te desanimes, uno de cada diez si lo logran, aún en teoría, tienes otros 9 intentos para poder lograrlo.
En resumen y saltándome toda la burocracia que seguramente tu proyecto tuvo que sortear, la forma tradicional luce como esto: tienes una idea, haces una investigación para validarla, construyes un plan de negocio que encaja, pides aprobación de tu junta, inviertes, construyes todo el negocio, lo lanzas al mercado y esperas con ansias a que funcione.
Y, ¿cuál sería entonces la otra forma?
Eso queridos amigos, lo resolveremos en otra oportunidad.